El exceso de calcio como causa de la aterosclerosis y
de la hipertensión arterial primaria
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Autor: René F. Espinosa Álvarez1
José de la Luz Montero García2
Cargo: 1. Médico especialista de I y II Grado en Medicina General Integral. Master en Enfermedades Infec-
ciosas. Profesor Auxiliar del Instituto Superior de Ciencias Médicas de la Habana.
2. Doctor en Ciencias Químicas. Instituto de Información Científica y Tecnológica.
Resumen:
Se da a conocer que la acumulación del calcio condiciona la aparición en la túnica ín-
tima y media de las arterias de la aterosclerosis y que la disminución progresiva de la
luz arterial, especialmente en las arterias coronarias y cerebrales, da lugar a episodios
fatales como los infartos. Al estar lesionada estructuralmente, se afecta también la
elasticidad de la arteria y ella da origen a la hipertensión arterial. Se explican además
los procesos físicos de hemodinámica en el sistema vascular por la viscosidad de la san-
gre y la elasticidad de la pared arterial con su repercusión sobre la presión arterial.
En ello se enmarca también el mecanismo de acción de 4 grupos de medicamentos
antihipertensivos. Se indica la conducta terapéutica a seguir en estos casos.
Palabras claves:
Calcio/Aterosclerosis/Hipertensión arterial/Etiopatogenia/ Tratamiento.
Introducción:
Entre las causas más frecuentes de mortalidad en el mundo occidental ocupa la ate-
rosclerosis indiscutiblemente el primer lugar. Aunque esta afección puede atacar
cualquier arteria, los blancos principales son la aorta y las de los sistemas coronario y
cerebral, lo que se justifica a los infartos miocardicos y cerebrales como sus mayores
consecuencias1. Ambos trastornos representan las primeras causas de muerte tanto
en las naciones altamente desarrolladas como en un grupo numerosos de países en
desarrollo.2,3
La aterosclerosis es una enfermedad de origen multifactorial con gran dependencia
genética que se puede agravarse según el estilo de vida del individuo4. Se manifiesta
de forma enfermedad lenta y progresiva y comienza desde el nacimiento. Se caracte-
riza por la formación de un número cada vez mayor de ateromas en la aorta y en las
arterias de mediano y grueso calibre1. Puede evolucionar durante años sin manifesta-
ciones clínicas, por lo que en ocasiones su primer síntoma es una de las grandes crisis
ateroscleróticas tales como: la muerte súbita, el infarto agudo del miocardio, el infarto
o hemorragia cerebral, el ataque transitorio isquémico cerebral y las enfermedades
arteriales periféricas.5
En el ámbito de las ciencias médicas se identifica la placa de ateroma como la lesión
básica1 y como uno de sus componentes al calcio3, considerado hoy día como un mar-
cador de enfermedad coronaria.6
El Score Cálcico (o TAC cardiaco) de las arterias coronarias para la cuantificación del cal-
cio en esos vasos ha conllevado el pronóstico futuro de eventos coronarios agudos.7
En la tabla periódica de los elementos de Mendeleiev el calcio ocupa el período 4 del
grupo 2. Es un metal alcalino térreo que se encuentra fundamentalmente en forma
de bicarbonatos y sulfatos y presenta bastante dureza. El organismo humano contiene
entre 0,7% y 1,4% del calcio en peso. Cerca del 99% de esta cantidad corresponde a los
tejidos óseos y de los dientes; el resto se distribuye entre los restantes órganos y la san-
gre8. Al nivel intracelular, la composición química de este elemento es 0.0001 meq/l, lo
que hace sospechar que si no es el más bajo, está entre ellos.9
Es conocido el papel fundamental del calcio en el mantenimiento y regulación de la
función cardiaca. A nivel celular interviene diferentes mecanismos relacionados con la
regulación de este elemento que puede desencadenar arritmias cardiacas.10
La hipertensión arterial es una enfermedad crónica no transmisible de la cual se cono-
cen varias de sus causas secundarias, aunque todavía se ignora su causa primaria. En
el libro del Manual Merck plantea que es poco probable que la hipertensión primaria
tenga una sola causa.3
Uno de las señales principales del trabajo del corazón es la presión con la cual este
impele la sangre a los vasos. Este indicio fue observado por primera vez en 1733 en
animales por el clérigo inglés Sthepen Hailes (1677-1761), si bien su método estaba
relacionado con una considerable pérdida de sangre.11
El deseo de crear un método idóneo de medición de la presión arterial para el hombre
indujo al médico italiano Scipione Riva-Rocci (1863-1937)a inventar en 1896 un apara-
to que utilizó para medir la presión sanguínea en la arteria humeral y con el cual midió
la presión sistólica. En 1905 el médico ruso Nikolai Sergeievich Korotkov (1874-1920)
modificó el método de Riva-Rocci de tal forma que se ofreciera la posibilidad de medir
también la presión diastólica de la sangre.11
La onda de presión elevada que se propaga por la aorta y por las restantes arterias y se
debe a la expulsión de la sangre desde el ventrículo izquierdo durante el período de la
sístole, lleva el nombre de onda pulsátil11,12. Después de cada contracción del corazón
en la aorta aumenta la presión sanguínea, sus paredes se dilatan y por ella se propaga
la onda pulsátil con su consiguiente dilatación y las de todas las arterias implicadas.11
La velocidad de propagación de las ondas pulsátiles fue deducida por primera vez en
1809 por el famoso científico inglés Thomas Young (1773-1829), quien además de
médico práctico, astrónomo y físico fue el creador de la teoría ondulatoria de la luz
y demostró que la onda pulsátil varía tan solo al cambiar la elasticidad de la pared
arterial y, por esta razón, puede servir de indicio de su estado en presencia de distintas
enfermedades.11
Discusión:
El flujo de líquido viscoso por los tubos reviste especial interés para la medicina, puesto
que el sistema sanguíneo se compone principalmente por vasos cilíndricos de diferen-
tes diámetros.
Por la arteria fluye la sangre, cuya velocidad de circulación es sustancialmente menor
que la velocidad de propagación de la onda pulsátil.12 Su viscosidad es otro factor
fundamental que interviene en la presión arterial. La sangre representa un fluido no
newtoniano. La sangre venosa posee una viscosidad algo mayor que la arterial. Al rea-
lizar un trabajo físico pesado la viscosidad de la sangre aumenta. El valor normal de la
viscosidad de la sangre del hombre es de 4 a 5 mPa.s, y en los casos de patología oscila
de 1,7 a 22,9 mPa.s13.
El flujo de sangre depende de las propiedades de la sangre, la de los vasos sanguíneos y
de la onda pulsátil emitida por la contracción del corazón que se propaga a la velocidad
de 5 a 10 metros por segundos e incluso mayor12.
La presión arterial guarda una relación directamente proporcional a la viscosidad de
la sangre, e inversamente proporcional a la elasticidad de la pared arterial de modo
que: Cuando aumenta la viscosidad de la sangre aumenta la presión arterial del mismo
modo que cuando disminuye la viscosidad de la sangre disminuye la presión arterial.
Asimismo ocurre que al aumentar la elasticidad arterial se produce una disminución de
la presión arterial y viceversa.
Existen grupos de medicamentos que pueden controlar la hipertensión arterial. Se afir-
ma que los denominados diuréticos como la clortalidona, ayuda a reducir el volumen
de líquido extracelular y plasmático, así como el volumen-minuto cardiaco como su-
puesta causa del descenso de la tensión inicial14, a lo que hace en realidad este fármaco
es disminuir la viscosidad sanguínea con la consiguiente disminución de las cifras de
presión arterial. La acción antihipertensiva de antagonistas del calcio, como el amlo-
dipino, se explica por su efecto relajador directo del músculo liso vascular14. Esto hace
que aumente la elasticidad de la pared arterial y, por ende, que disminuya la presión
arterial. Los antagonistas beta-adrenérgicos (beta-bloqueadores) disminuyen la fre-
cuencia cardiaca y la contractilidad miocárdica15 produce bradicardia y, por consiguien-
te, aumentan la elasticidad de la pared arterial y hace disminuir la presión arterial. Los
denominados inhibidores de la enzima convertidora angiotensina (IECA), producen
dilatación arteriolar sistémica y venodilatación, hacen que se contraiga el volumen
excesivo de los líquidos corporales, lo cual reduce la circulación venosa al hemicardio
derecho15 disminuye la viscosidad sanguínea y, por lo tanto también la presión arterial.
Esta explicación está basada en los procesos físicos de hemodinámica del movimiento
de la sangre por el sistema vascular, que repercuten en la presión arterial y sirve de
regla mediante su aplicación para comprender el efecto hipotensor de estos grupos de
medicamentos en el proceso patológico denominado hipertensión arterial que ocurre
en sujetos humanos.
En el libro de Medicina Interna de Cecil16 se afirma que “la hipertensión conduce a ate-
rosclerosis y otros tipos de patología vascular al lesionar el endotelio”. Esta afirmación
es muy contradictoria, pues se sabe que el calcio atraviesa la membrana celular arterial
y se acumula en la túnica íntima y media y es el componente fundamental de la placa
de ateroma. Esta afectación de la estructura de la arteria hace que se afecte su elastici-
dad arterial y que con ello disminuya la velocidad de propagación de la onda pulsátil,
dando lugar a un incremento de la presión arterial.
De tal manera, es necesario comprender de una vez por todas que el calcio se ingie-
re de forma abundante por los seres humanos desde su nacimiento y además que su
concentración al nivel celular es mínima en relación con la concentración extracelular.
Esta circunstancia no se ha tomado todavía en consideración en las enfermedades car-
diovasculares y cerebrovasculares.
Lo anterior hace llegar a la deducción teórica que la afectación estructural de la arteria
por el exceso de calcio acumulado es la causa fundamental no solo de la cardiopatía
isquémica, sino también de la hipertensión arterial. Siempre se cumple el principio
de que cuando hay afectación de cualquier estructura, hay también obligadamente
afectación funcional.17
Por otra parte, en ninguna fuente que aborda el tema del tratamiento de las enfer-
medades cardiovasculares y cerebrovasculares se menciona la regulación en la dieta
de la ingestión de calcio, presente en todos los líquidos que se ingieren y en algunos
alimentos que contienen este elemento en abundancia. Asimismo procede poner de
relieve que las dietas ricas en proteínas de origen animal, provocan pérdidas de calcio
en el organismo humano. En un estudio realizado por Bieslau se demostró que este tipo
de dieta causa mayor pérdida de calcio en la orina en sujetos humanos, en comparación
con la que es rica en proteínas de origen vegetal.18
Se puede definir que para el tratamiento de ambas entidades se impone la necesidad
de sugerir el establecimiento de una estrategia adicional, en la que están implicados
tanto los sujetos enfermos y los sanos. Estos últimos a modo de prevención. La conduc-
ta a seguir al efecto incluye:
1 Ingerir todos los líquidos previamente magnetizados para destruir las placas de
ateroma con su elemento fundamental, el calcio.
-
2 Disminuir en lo posible la ingesta de calcio en la dieta.
-
3 Consumir dieta rica en proteínas de origen animal para aumentar la excreción uri-
naria del calcio, sobre todo los pacientes con enfermedad vascular isquémica sintomá-
tica y los pacientes asintomáticos con alto riesgo de presentar un síndrome coronario
agudo.
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