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viernes, 20 de mayo de 2011

Llevarán antirretrovirales y condones a penales del DF

El Censida anunció una inversión de 2 millones 100 mil pesos de recursos públicos para distribuir preservativos y efectuar acciones de prevención que eviten los contagios

México.- El Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (Censida) informó que en cárceles del DF, principalmente, se lanzó un proyecto amplio que involucra 2 millones 100 mil pesos de recursos públicos para distribuir condones, así como efectuar acciones de prevención que eviten los contagios del virus entre los usuarios de drogas inyectables e inclusive otorgar antirretrovirales a los portadores del virus.
“Vamos a trabajar los proyectos en el país a través de las organizaciones civiles, y ya se arrancó en el DF, donde se está trabajando en la educación... sensibilizar sobre el VIH y el estigma que se tiene, tocar temas muy complicados como el uso de drogas en el interior de las prisiones, y también la distribución de los condones. Y en este proceso se está involucrando no sólo a los internos, sino también a las autoridades”, dijo José Antonio Izazola, director del Censida.
Contagio en cárceles
La Secretaría de Salud informó que 95% de la población que habita en reclusorios y centros de readaptación social está propensa a contagiarse con VIH, hepatitis C o sífilis.
Una investigación efectuada por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) reportó que en los centros penitenciarios de la Ciudad de México, sobre todo donde se concentra la población femenina, existe más riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual, como resultado del uso de drogas inyectables, prácticas sexuales de riesgo y hacerse tatuajes.
Los resultados obtenidos de la Campaña de Detección “Ponte a Prueba”, organizado por autoridades del DF y el INSP, se basaron en estudios de laboratorio, así como en cuestionarios a 20 mil 322 varones y mil 914 mujeres que se encontraban presas al momento del estudio (2010), y los cuales revelan que los centros penitenciarios no deben verse como espacios aislados, ya que pueden contribuir a la propagación de enfermedades en la sociedad.
El estudio (publicado en http://www.congisp2011.org/programa_cientifico/pdf/Martes/MT02/PDF_SBA.p...) destaca que en el sexo femenino hay una prevalencia general en México de 0.2% de VIH, pero se eleva a 1% en las cárceles; la hepatitis C se dispara de 1.3 a 2.5% en los centros de reclusión; la sífilis activa de 2.9% a 8.1%, casi cinco veces más frecuente, mientras que la sífilis curada registra 0.6% promedio en el país y 2.5% en los centros de readaptación social.
En el caso de los varones, la prevalencia de VIH a escala nacional es 0.5%, pero en las cárceles es 0.7%; la hepatitis C en el país se ubica en 1.4% y en los centros penitenciarios 3.3%; y la sífilis activa o latente 2.9% promedio nacional y 1.8% en prisiones locales, único caso en el que hay una ligera disminución de riesgo en estado de reclusión.
Asunto de salud pública
René Leyva, quien presentó en el pasado foro del INSP algunos resultados de la investigación encabezada por Sergio Bautista, subrayó que dichos centros penitenciarios son visitados semanalmente por las familias de las personas que purgan penas y que cualquier enfermedad contraída en la prisión debe ser visto como asunto de salud pública, ya que afuera puede incrementar las enfermedad de transmisión sexual.
El asunto de la sobrepoblación y la falta de recursos para resolver problemas básicos de atención médica y de higiene, explicó, “obviamente se convierten en un coctel peligroso” en el que se ven afectados todos, desde el personal que trabaja en los centros penitenciarios hasta las familias que visitan a los presos.
Las evaluaciones en diferentes naciones sugieren que en México los contagios no son tan alarmantes, por ejemplo, la prevalencia de VIH en los centros de reclusión de EU es de 2.3% frente a 1% en la población libre, y en España llega a 14% entre presos y sólo 1% general.
Pero el problema que enfrenta el país es que las infecciones de transmisión sexual se concentran en los sectores más pobres. “¿Quiénes llegan a los centros penitenciarios? (...) Gente de sectores marginales, que seguramente sufre ya problemas de salud y una vez que se encuentran ahí las condiciones no favorecen que haya mejoras”, dijo Leyva.
De la población estudiada, 55.7% de los hombres y 44.3% de las mujeres tienen pareja. Por lo mismo, insistió, los problemas de salud en las cárceles deben verse como un asunto que puede provocar “eventualmente un problema de salud pública”.
Discriminación
••• En México dos de cada tres homosexuales sufren discriminación, hostilidad y maltrato en los servicios de salud, sobre todo cuando son seropositivos, y se han dado casos extremos en los que el médico niega los antirretrovirales a transexuales por portar prótesis o se niegan atender a mujeres embarazadas “porque no tienen guantes”, informó José Antonio Izazola, director de Censida.
“Hace unos meses tuvimos el reporte de un médico que recién había ingresado al servicio y le decía a una persona transexual que sí no se quitaba la prótesis no le daba su medicamento. Se solucionó en 30 minutos, pero refleja algunas acciones extremas de discriminación”, dijo Izazola en la Jornada contra la Homofobia.
El titular de Censida refirió que “con frecuencia, los hacen repetir las visitas que tienen los pacientes sin ninguna justificación, y a veces se retrasa la entrega del medicamento antirretroviral”, detalló.
Otro grave problema, dijo, se registra entre jóvenes que se niegan usar condón “porque creen que es para prevención de sida, ubicándola como una enfermedad de hombres que tienen sexo con hombres”.
En el pasado, recordó, la comunidad afectada con VIH/sida fue tan maltratada y discriminada que en la actualidad “llegan cuando tienen un proceso de inmunodeficiencia avanzado... no accedieron a los antirretrovirales por miedo a ser discriminados”, señaló Izazola.

Fuente: http://www.milenio.com/node/723665

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